Buenas
A raíz de un comentario en la entrada anterior (http://bonsaijoven.blogspot.com.es/2013/05/compleja-planificacion-del-cultivo.html?showComment=1368105261780#c3384381614158511773) me he decidido a escribir esta entrada.
Ciertamente, lo más habitual entre los aficionados es improvisar según el estado del árbol cada año. Pero, en mi caso, decido planificarlo. Ahora bien, esta planificación no es un proceso cerrado, sino uno abierto y muy flexible. Seguramente puedo sentirme cómodo con esta organización ya que, en mi profesión y en lo que he estudiado (deporte) toda preparación ha de estar planificada pero siempre de manera abierta, es decir, que ante ciertas adversidades, hay que saber poder cambiar para llegar al objetivo determinado. Por ello, las planificaciones en los árboles también las cumplo.
Siguiendo con la comparación, paso a entrar en detalle. Os pongo un ejemplo y entre paréntesis la explicación o similitud en el mundo de los árboles. Pongamos el caso de un deportista. Puedo planificar mi objetivo a cuatro años vista (deportes olímpicos: objetivo principal: los Juegos Olímpicos). En el caso de los árboles, pongamos una exposición de cierto nivel. Todo ese ciclo lo divido a su vez en años (ciclo vegetativo del árbol) y, a su vez, cada año, en períodos más cortos (estaciones) donde aplico entrenamientos para cumplir esos objetivos (abonados, fitosanitarios, trasplantes, pinzados, etc). Todo, como véis, está preparado y pensado de antemano. Hasta aquí me imagino que todos me seguís, ¿no?
Ahora bien, llega la pregunta del millón. ¿Y si sucede algo durante alguno de esos momentos que trastocan la planificación? Con las personas puede haber muchas variables, al igual que con los árboles: lesión de corta duración (similar a una plaga en un árbol), lesión de larga duración (plaga severa o infección por hongos, trasplante muy traumático, secón por falta de riego, helada muy fuerte en primavera, etc.) y muchas otras variables que entran en juego pero que ahora no vienen a cuento. Bien, ante estas situaciones hay que actuar. En el deporte hacemos variaciones: sabemos qué hemos hecho (es la base, donde asentamos todo el trabajo posterior) y qué se debería hacer después (ya está planificado). Lo que ya sabemos se debe a la comunicación que hay con el deportista; con los árboles es la mera observación de los mismos. Conocemos el cultivo anterior: cuándo fue hecho el trasplante, el sustrato, la luz que tiene, clima, etc. En función de eso, podemos saber si está débil o fuerte por falta, exceso o cantidad justa de abono; los tratamientos dados; algún trabajo severo (gran torsión, por ejemplo), etc. Y ante estas situaciones, tenemos que dar una respuesta: retirar del pleno sol y sombrearlo algo o situarle donde reciba más sol, aplicar fitosanitarios y bioestimulantes, etc.
Esto, como os podéis suponer, es una ciencia inexacta. Lo que funciona a una persona no tiene por qué funcionarle a otro (esta es una premisa en deporte que muy pocos la conocen o saben manejarla: cada organismo es diferente y hay que tratar de individualizar) y, en los árboles, sucede lo mismo. No todos los árboles (aún siendo de la misma especie) requieren los mismos cuidados. No hay nada mejor que observar a cada uno para darse cuenta de ello. Así que, por tanto, trato de individualizar a cada uno su cultivo y así lograr los resultados esperados.
A pesar de ello, no siempre las cosas van como uno quiere, por lo tanto, la planificación no sólo ha de ser revisada y cambiada a corto-medio plazo, sino puede ser necesario su modificación a largo plazo.
Espero no haberos aburrido, realmente no tenía para nada pensada esta entrada, pero me parece muy interesante lo que os he contado.
Saludos
Bueno Marcos, me alegro de que mi comentario en la anterior entrada haya dado lugar a esta reflexión tuya, Ciertamente la encuentro interesante.
ResponderEliminarCuando comentaba que no se suele palnificar tanto, no quería dar la sensación de que ese trabajo fuese innecesario o estuviese mal, no. Más bien iba por el lado de que, aun debiendo planificar algo el trabajo, no se suele hacer...pero se debería. Un plan general nunca está de más y, si suceden imprevistos, habrá que actuar en esos momentos concretos, pero una vez restablecida la normalidad se debería continuar con el "planing" previsto.
Un abrazo
Buenas Juan. Muchas gracias por tu comentario.
EliminarEfectivamente, no suele planificarse tanto y, por observación en mi colección y en compañeros de afición, he comprobado que una no planificación (bien distinto de una mala planificación) lleva a las "no evoluciones", esto es, a que los mismos árboles no parezca que avancen ni retrocedan, simplemente están ahí: no se les ve coger más vigor, no se les ve evolucionar en su diseño, etc. Como mucho, se les ve cambios en las macetas, pero poco más. Tu última frase resume de forma muy sencilla lo que yo he querido contar, me gusta mucho.
Aprovecho para darte las gracias de nuevo por hacerme reflexionar y "animarme" a publicar esta entrada. Sinceramente, para mí es de las más interesantes que he publicado.
Saludos
Una entrada muy interesante. Yo como novato suelo improvisar pero estoy convencido de que si planificara los trabajos los resultados serían mejores.
ResponderEliminarUn abrazo
Buenas Ishi
EliminarGracias por tu comentario. También te comento, generalmente tengo planificado mis árboles de mayor entidad, muchos de los perejiles siguen yendo a la improvisación y así van, que ni adelante ni atrás.
Saludos